TOLEDO MIL Y UN RINCONES. Un viaje en el tiempo

Ciudad de Toledo, un viaje en el tiempo

He creado esta pagina para hacer exposiciones de fotografías de mi preciosa y mágica ciudad natal Toledo (España), una ciudad llena de encanto y misterio, una ciudad que te transporta en un viaje en el tiempo a un pasado rico en historia, impregnado y moldeado por las diferentes culturas y civilizaciones que fueron sucediéndose a lo largo de milenios y que fueron dejando sus respectivas improntas culturales, artísticas, arquitectónicas, sociales y religiosas, fundiéndose todas ellas entre sus arcanos más impenetrables que rezuman de entre sus viejos y robustos muros pétreos y sus paredes de cal y canto que serpentean entre sus angostas y caprichosas calles heterogéneas, protegido por sus vetustas e inexpugnables murallas que desde tiempos de íberos, celtas, fenicios, romanos y árabes arropan al viejo casco histórico de la ciudad por su mitad Norte y del sinuoso trazado del río Tajo que la abraza y rodea por su otra mitad Sur.

Toledo es la ciudad donde convivieron pacíficamente y por siglos las tres grandes culturas, Cristiana, Hebrea y Musulmana

Toledo es una de esas ciudades del mundo que si puedes no has de perderte, porque para perderte ya tienes el laberíntico trazado de sus desiguales y angostas calles dentro de su casco histórico, que ante su aparente anárquica distribución, constituyen en su conjunto un subliminal diseño artístico y esotérico que te sumerge en un mundo ancestral, donde cada paso es un acontecer y cada esquina es un sorpresivo y glorioso logro. Mil y un escenarios recortando sus tejados y campanarios sobre los cielos azules unas veces y dorados otras, y también cómo no, sobre los cielos plomizos y tempestuosos dignos de los mejores cuadros del Greco.

Infinidad de pequeñas plazuelas y pintorescos barrios que al ser alcanzados relevan ante tu mirada atónita un nuevo paisaje lleno de incalculables detalles y contrastes que te invitan a respirar los añejos aromas de incontables aventuras, gestas y batallas, perfumes de su historia que se diluyen y se entremezclan en tus sentidos, dejándote siempre una persistente sensación de que tú mismo formas parte de esa historia ancestral, abriéndote constantemente en tu caminar por sus interminables cuestas pedregosas al más puro estilo medieval, un sin fin de nuevas sorpresas y matices arquitectónicos y culturales que convierten tu paseo en una deliciosa experiencia casi mística, rebosante de prosa y poesía becqueriana y de inagotables matices y formas artísticas.

Toledo, tierras del Hidalgo Don Quijote de la Mancha, pues encontrarás por tus paseos cientos de referencias a tan universal personaje, tanto así que si le pones un poco de rienda suelta a tu imaginación, podrás adivinarlo enfundado en su abollada armadura, junto a su inseparable Sancho Panza, cabalgando sobre su desvencijado Rocinante por esas vetustas calles de adoquines y cantos rodados, pedregosas todas ellas y al compás de los cuatro herrados cascos de este su singular caballo, soniquete irregular pero acompasado y en armonía desfasada con los del sufrido burro de Sancho Panza cuyos ecos resuenan  inmortales de entre los muros desdibujados, en sus recoletas y sombrías calles y soleadas plazuelas a veces adornadas con ancianos de boina y de curvadas espaldas, que se calientan al sol como siempre lo hicieron las lagartijas de mi barrio que fugaces serpentean entre las rendijas de las viejas paredes desconchadas. Instantes estos que te invitan a olfatear los eternos y ancestrales aromas de pucheros de barro humeantes al fuego, asados de cordero con leña, de los toscos y oscuros vinos rojos de pitarra, de los exquisitos quesos manchegos de la tierra, de los aceites de oliva virgen y del pan tierno recién hecho en la tahona del barrio.

En la Mancha manchega hay mucho vino, 
mucho pan, mucho aceite, mucho tocino. 
Y si vas a la Mancha, no te alborotes, 
porque vas a la tierra de Don Quijote.

Da igual que dirección tomes, da igual que cuesta afrontes, Toledo nunca dejará de sorprenderte, nunca dejará de embriagarte con mil y un matices, con sus omnipresentes olores, con sus luces y sus sobras, con centenares de aleros que recortan y perfilan el azul profundo del cielo, algunos ya desvencijados por el implacable paso de los siglos, pues aunque ya milenaria esta ciudad es como un viejo caballero templario que se resiste a morir.

Toledo, Toledo, eterno Toledo congelado en la historia y cálido en el presente, desafiante al futuro al que sobrevivirá, total mil años más ¿qué importan? Es solo un suspiro para quien es como Toledo lo es, Eterno.

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